Hace unos meses les comentábamos que se estaba trabajando para lograr que los cigarrillos electrónicos se utilicen como una alternativa para ayudar a que las personas dejen de fumar. Algunos estudios han demostrado que en algunos aspectos son mucho más seguros que los cigarrillos convencionales, pero también hablamos de cómo nos falta reunir muchísima evidencia para establecer sus riesgos reales a largo plazo. Nuevos estudios están revelando poco a poco que utilizarlos podría no ser tan buena idea.
Para empezar, ya sabemos que no es recomendable tratarlo como una “alternativa” a fumar normalmente. No se trata de elegir cuál de los métodos es “menos peor” para usarlo. Los dos dañan tu salud. Sí, se encontró que los cigarrillos electrónicos son “más seguros” y podrían ser usados como terapia para ayudar a los fumadores a dejar el hábito, pero hay un problema: los estudios se han centrado solo en la nicotina.
Mucho más que un poco de vapor
Dentro de cada frasco de líquido para cigarrillos electrónicos se encuentra un coctel de sustancias, algunas de las cuales se ha probado que son dañinas y otras que desconocemos sus efectos a largo plazo. Un estudio de Harvard (puedes leerlo completo aquí) demostró la presencia de por lo menos un químico perjudicial a la salud de los pulmones en la mayoría de los líquidos para cigarrillos electrónicos analizados. No, no es “solo vapor”.
“Debido a que muchas de las preocupaciones por la salud acerca de los cigarrillos electrónicos se han concentrado en la nicotina, todavía hay mucho que no conocemos acerca de los cigarrillos electrónicos. Además de contener diferentes niveles de la sustancia adictiva nicotina, también contienen otros químicos cancerígenos, como formaldehído, y como muestra nuestro estudio, saborizantes que podría causar daños en el pulmón.”
La principal sustancia analizada se llama diacetilo, y ha sido relacionada con la bronquiolitis obliterante, un padecimiento en el que los pequeños túbulos que llevan el aire a tus pulmones se estrechan por fibrosis o inflamación. También se le conoce como “pulmones de palomitas”, porque se observaron muchos casos en una fábrica de palomitas donde los trabajadores inhalaban saborizante artificial de mantequilla. Hace más de una década que se conocen los riesgos de inhalar saborizantes artificiales, pero muchos (incluído el diacetilo) se siguen utilizando.
El diacetilo se encontró en 39 de los 51 líquidos saborizados que se analizaron, mientras que la acetoína y la 2,3-pentanodiona se encontraron en 46 y 23 de los sabores, respectivamente.
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